El sietecolores (Tachuris rubrigastra), es un ave de cuerpo pequeño, fornido y colicorta, con alas cortas y redondeadas, y un predominante color negro en sus estilizadas patas y delgado pico. Esta ave deleita con la mezcla de colores de su plumaje, exhibiendo un dorso verde, en contraste, con el azul intenso de su rostro y el amarillo de sus ojos. Corona de color negro con línea roja central y rodeado por una línea superciliar amarilla. Ostenta una garganta blanca, y tonos amarillo limón en el pecho y abdomen con franjas negras en los costados de este último. Alas grisáceo oscuro con franja blanca desde las coberteras a través de las secundarias internas plegadas. Subcaudales rojo salmonada. Especie con leve dimorfismo sexual, manifestándose en la coloración sobria y tonalidades más clara de la hembra. A esta hermosa y carismática ave, le encanta vivir entre juncos, totorales y pajonales de lagunas, ríos, esteros y áreas pantanosas. Su hábito de caza se transforma en un verdadero espectáculo, ya que se desliza a pequeños saltos y vuelos cortos de totora en torora para alcanzar a todo aquel insecto u invertebrado que pase cerca. Por otro lado, con la llegada de la primavera a Chile, comienza otro espectáculo durante la época de anidación de esta especie, en la que se construyen nidos en forma de taza mediante una meticulosa y delicada técnica de tejido de juntos secos y hojas de totora. Se describen 4 subespecies asociada a esta ave, con dos subespecies con presencia en Chile: rubrigastra y loaensis. Pertenece a la familia Tyrannidae, siendo pariente del cazamoscas, colegiales, pitajos, meros, run-run, dormilonas, diucones, fiofios, benteveos, colilargas, trabajadores, entre otros.
La principal amenaza para esta especie es la transformación y degradación de su hábitat por la contaminación, turismo insostenible, potenciales incendios, y en menor grado, por las presiones asociadas a la expansión urbana